viernes, 19 de noviembre de 2010

Punto y seguido.

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Hace un año, El Humor y El Fuego comenzó su andadura.

Fue precisamente el 19 de noviembre de 2009 cuando se hizo realidad nuestro proyecto de crear un espacio de educación sanitaria destinado a la población general que basara sus reflexiones fundamentalmente en un análisis respetuoso de las muestras de humor gráfico procedentes de la prensa periódica. Un año ya, desde que nos embarcamos en este proyecto ilusionante, convencidos de que la obra gráfica de los humoristas e historietistas podía constituir un punto de partida válido para abordar problemas relacionados con la salud pública y la salud individual de quienes quisieran leernos. Puesto que la iniciativa partió del Colegio Oficial de Médicos de Málaga, teníamos el propósito inicial y la esperanza de interesar y resultar útiles a la población malagueña, y la realidad nos ha demostrado que tenemos lectores en múltiples y muy distantes puntos del planeta: nos siguen asiduamente personas de Europa, de Asia y de América.

Gracias a todos los que habéis hecho posible la continuidad de esta aventura: a la Junta Directiva del Colegio Oficial de Médicos de Málaga, por haber creído en su potencial y haber facilitado su puesta en marcha y desarrollo; a los humoristas gráficos que día a día desgranan la realidad de nuestro entorno y nos invitan a reparar en aspectos concretos de la misma: gracias a todos ellos, tanto si su obra ha inspirado ya alguna reflexión en este blog, como si todavía no lo ha hecho; gracias, también, a todas las personas sin cuya colaboración y apoyo esta tarea habría sido más ardua, o, simplemente, no habría sido; y gracias, por supuesto, a todos cuantos ocasionalmente os dejáis caer por aquí para seguir la pista a lo que intentamos contaros (con una periodicidad mucho más espaciada de lo que nos gustaría, debido exclusivamente a que el día tiene un número finito de horas). Porque es para vosotros que se hace.

Durante estos meses, la gripe A nos ha servido de pretexto para abordar múltiples temas: hemos hablado de pandemias, de virus y mutaciones, de memoria inmunológica, de estigmas, de investigación biomédica, de huéspedes, reservorios y fomites, de besos y mascarillas, de signos, síntomas y pruebas de laboratorio, ... La gripe A, tema sanitario estrella del momento en que se inició El Humor y El Fuego (que traía de cabeza a autoridades, profesionales sanitarios y a la propia población, como plasmó acertadamente Rocha en el periódico mexicano La Jornada el 31 de diciembre del 2009, utilizando el término anglosajón influenza para referirse a la gripe), nos ha brindado un hilo conductor coherente para disertar sobre aspectos diversos de la salud y la enfermedad.





















Apenas decíamos, dos entradas atrás, que la OMS había declarado el fin de la pandemia, cuando la prensa ya anuncia que se han detectado los primeros casos de gripe A de esta temporada: aún habiendo resultado una enfermedad mucho más benigna de lo que llegó a temerse, la gripe A ha venido para quedarse. De hecho, la cepa viral responsable de esta enfermedad (H1N1) se ha incorporado a la vacuna que este año se nos proporciona para defendernos de la gripe estacional.

En el futuro, habrá infinidad de temas interesantes para abordar desde este blog: resulta una absoluta obviedad decir que hay todo un mundo relacionado con la salud y la enfermedad ahí fuera, al margen de la gripe, como Mel nos recuerda en este simpático homenaje (aparecido en el número 1605 de la revista El Jueves) a la fascinante película Alien, de Ridley Scott:





















Poco a poco, esperamos poder abordar muchos de esos temas. De momento, puesto que estamos inmersos en plena campaña de vacunación contra la gripe, nos gustará hablar de vacunas. Hablaremos, entonces, de vacunas en general, y de la vacuna de la gripe en particular. Y, dado que la vacuna de la gripe A ha servido de inspiración a los humoristas durante meses, esa enfermedad concreta seguirá apareciendo ocasionalmente en estos párrafos, y seguirá sirviendo como ejemplo a partir del cual sacar conclusiones.

Entre otros muchos asuntos.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Gripe A (XXI): Más sobre las mascarillas.



Con frecuencia, cuando redactamos una entrada de este blog, nos vemos obligados a descartar algún chiste relacionado con el tema que queremos abordar: puede ocurrir que el chiste en cuestión no aporte nada relevante respecto a otros que sí hemos seleccionado para análisis o comentario; o puede que presente un enfoque del tema que se sale de la línea argumental que estamos siguiendo, y preferimos dejarlo reservado para abordarlo en mejor ocasión.

Apenas unos días después de cerrar nuestra última entrada, la prensa generalista nos ha brindado la oportunidad de rescatar uno de esos chistes que habíamos descartado.

Se trata del siguiente chiste, aparecido en la página web del humorista Severi el 2 de julio de 2009 (el autor es argentino, y utiliza un localismo: barbijo es el término que se emplea allí para referirse a la mascarilla quirúrgica):

























Cada año, recién iniciado el otoño, se dan a conocer los llamados Premios Ig Nobel, concedidos por la Universidad de Harvard para destacar investigaciones sorprendentes e inusuales. Este año, coincidiendo con la divulgación de los galardones correspondientes a 2010, la prensa ha coincidido en recordar, curiosamente, uno de los premios que se otorgaron el pasado año: el Premio Ig Nobel de Salud Pública de 2009 recayó sobre un grupo que había inventado un sujetador que, en condiciones de emergencia, podía convertirse en una mascarilla útil para protegerse frente a gases tóxicos. Los inventores destacaban como ventaja adicional que la portadora del sujetador podía hacer uso de una de las copas, y ceder la segunda a otra persona: exactamente como los siameses de arriba, con la salvedad de que, en el invento en cuestión (a diferencia de la imagen del chiste), ambas copas pueden independizarse por completo en caso de necesidad.

En nuestra entrada anterior decíamos que las mascarillas utilizadas para prevenir enfermedades infecciosas deben desecharse después del uso, y no son reutilizables. Sin embargo, los promotores del mencionado sujetador-mascarilla defienden que puede lavarse y reutilizarse. ¿Se trata, entonces, de una contradicción?. No, en absoluto. Nótese que ese peculiar sujetador se comercializa (sí, ya está comercializado) como recurso frente a gases tóxicos, y no frente a gérmenes. Una mascarilla que se emplea como medio de barrera para prevenir enfermedades infecciosas no debe manipularse después de usada, pues, si se ha contaminado con gérmenes vivos, su manipulación podría favorecer el contagio. Una mascarilla, por el contrario, cuyo único objetivo es proteger contra gases tóxicos, sí puede reutilizarse mientras no se deteriore.

El caso, entonces, es que no estaríamos hablando de un barbijo (el Diccionario de la Real Academia Española lo define como "pieza de tela con que, por asepsia, los médicos y auxiliares se cubren la boca y la nariz"), ya que no se utiliza por asepsia (es decir, no se busca prevenir infecciones), sino de algo más parecido a una máscara antigás.