De vez en cuando, encontramos chistes gráficos que son significativamente parecidos entre sí: dos (o más) autores abordan un mismo tema, y lo hacen con un enfoque tan similar que uno puede creer que está leyendo diferentes versiones gráficas de un mismo chiste. Es lo que nos gusta llamar chistes redundantes, y nos resultan especialmente interesantes desde el punto de vista del objetivo de este blog, porque estamos convencidos de que no se trata de plagios (en ocasiones, aparecen de forma simultánea en distintos periódicos, prácticamente en la misma fecha, o procedentes de localizaciones geográficas tan distantes que no parece probable que uno de los autores haya podido verse influido por el trabajo del otro), sino de una misma interpretación de los mismos hechos: nos parecen una prueba evidente de que los chistes gráficos de la prensa periódica, aún siendo fruto de una ocurrencia individual, son reflejo de un sentir colectivo.
Trabajando en nuestra entrada inmediatamente anterior, la cual versaba sobre las paramnesias, hemos encontrado varios chistes en los que los personajes referían experimentar una sensación de déjà vu cuando ejercían su trabajo: una forma evidente de destacar el carácter monótono, repetitivo y aburrido de las tareas que dichos personajes llevaban a cabo.
De entre ellos, destacamos como muestra los dos siguientes (el primero, de David Brasfield, humorista norteamericano que con frecuencia firma como Brass; el segundo, del humorista argentino Alejo, aparecido en su blog “Te lo digo con humor” el 12 de febrero de 2009):
Los llamados factores de riesgo psicosocial en el trabajo se definen como las interacciones entre el trabajo, su medio ambiente y las condiciones de su organización, por una parte, y por otra, las capacidades del trabajador, sus necesidades, su cultura y su situación personal fuera del trabajo, todo lo cual, a través de percepciones y experiencias, puede influir en la salud y en el rendimiento y/o la satisfacción en el trabajo. Los factores de riesgo de tipo psicosocial existen de forma objetiva, no dependen de interpretaciones o valoraciones subjetivas, forman parte de las condiciones de trabajo y deben ser tenidos en cuenta en la evaluación integral de los riesgos laborales de la empresa, pues existe evidencia de que pueden influir (a veces, de forma importante) sobre la salud de los trabajadores.
Algunos autores llaman la atención sobre el hecho de que, precisamente, los trabajos excesivamente tediosos y carentes por completo de estímulos intelectuales pueden constituirse en factores de riesgo por sí mismos: el trabajador se aburre, se desinteresa por lo que está haciendo, tiene la percepción de que no es necesario concentrarse en demasía para ejecutar las tareas, y ello puede conllevar una pérdida de atención que propicie los accidentes o, como mínimo, una falta de satisfacción personal que repercuta negativamente sobre su autoestima o sobre su rendimiento en el trabajo. Es el fenómeno que recibe el nombre de “bore-out” (por contraposición a burnout, del cual hablaremos en otra entrada posterior), y Jack Corbett lo plasma de forma muy acertada utilizando para ello un grupo de hormigas:
Además de lo mencionado, el estrés, el acoso laboral, la nocturnidad... todas esas circunstancias constituyen factores susceptibles de incidir sobre la salud de los trabajadores, su satisfacción o su rendimiento. Como puede deducirse, los factores de riesgo psicosocial son múltiples y muy variados. Aprovecharemos, entonces, algunas entradas posteriores para conocerlos mejor.