Si hace unos días Elgar nos daba un pretexto para hablar del cólera gracias a un chiste en el que aprovechaba la polisemia de esa palabra, ayer 21 de junio de 2013 fue El Roto quien nos brindó la posibilidad de referirnos a la anatomía del tubo digestivo gracias a su viñeta aparecida en El País, en la que hacía un juego de palabras: bajo el título “Ruta gastronómica”, mostraba el recorrido que hace el alimento desde los tramos superiores del aparato digestivo hasta la llegada al recto de los restos que no han sido absorbidos:
La representación gráfica ofrece un enfoque realista. El tramo más alto que se muestra es el esófago (se han omitido, por tanto, la boca y la faringe), cortado de tal modo que se puede distinguir su condición de órgano hueco; al espacio hueco de su interior, que aquí se ha representado en negro, solemos denominarlo “la luz” (del esófago, o, en su caso, de cualquier órgano hueco). A continuación, el tubo se ensancha en forma de saco, en el estómago. El intestino delgado se retuerce sobre sí mismo para quedar albergado, a pesar de su longitud (en el ser humano adulto puede llegar a medir incluso más de 7 metros, y no de forma excepcional), en el abdomen que lo contiene, y se ve sucedido por el intestino grueso, que, iniciándose en el ciego (del cual surge, prolongándose hacia abajo en el dibujo de El Roto, el apéndice vermicular, del cual ya hemos hablado en una entrada previa), asciende por el lado derecho del abdomen (colon ascendente), atraviesa horizontalmente de parte a parte (colon transverso) y desciende por el lado izquierdo (colon descendente) hasta desembocar en el recto, como si fuera un marco que engloba a las vísceras que quedan en el centro del abdomen. Ya hemos dicho que las metáforas son frecuentes en medicina, y precisamente el lenguaje que empleamos para referirnos a las estructuras anatómicas constituye perfecta muestra de ello: tubo digestivo, la luz de un órgano hueco, marco cólico, … son expresiones de uso frecuente en los textos médicos y en los informes clínicos.
El Roto ha sido siempre un autor inclasificable, que ha priorizado en su obra la invitación a la reflexión sin renunciar a la invitación a la sonrisa. Ayer nos proporcionó una breve pero rigurosa lección de anatomía, a la vez lúcida y lúdica.