De un modo así de ingenuo se planteaban el tema de la transmisión viral, en las páginas de la revista El Jueves del pasado 27 de enero de 2010, los personajes de MEL (de su sección Genaro, la brasa en casa):
Obviamente, no se trata de una cuestión de técnica: más bien, de falta de medidas preventivas (medidas de las cuales también hablaremos en una entrada próxima). Porque podemos decir que, a pesar de que la expresión popular en el español que se habla en España hace referencia a “coger un virus”, en realidad es el virus el que coge a su huésped, es decir, a su víctima. Aunque generalmente hablamos de infectarse, utilizando una forma reflexiva de este otro verbo, resultaría más ajustado a la realidad si recurriésemos a la voz pasiva (es decir, ser infectado), pues el ser humano no juega, en este proceso, un papel activo (a no ser, claro está, que consideremos como tal la conducta omisiva de no protegerse adecuadamente).
El principal mecanismo de transmisión de la gripe tiene lugar desde individuos infectados a través de gotas en aerosol cargadas de virus, procedentes de saliva, secreción nasal (vías respiratorias altas) y bronquial (vías respiratorias bajas), que son emitidas con la tos o los estornudos o simplemente al hablar.
Es, por tanto, lo que llamamos una enfermedad de transmisión respiratoria, pues se transmite a través del aire, y ello explica que sea tan altamente contagiosa.
La amenaza, por tanto, con la que el cerdito protagonista de este chiste de Javier Prado (divulgado el 30 de abril de 2009 desde el blog peruano de humor La Nuez) atemoriza al lobo se basa en dicho mecanismo de transmisión, y podría, en efecto, hacerse real: toser o estornudar en la cercanía de la nariz o la boca de otra persona puede facilitar el contagio (de ahí la insistencia en aconsejar al enfermo que se cubra la boca con pañuelos desechables cada vez que deba toser o estornudar):
Eso es lo que explica también la petición del náufrago situado a la derecha en el chiste siguiente (también de MEL), aparecido en El Diario de Cádiz el 2 de mayo de 2009, si bien, como argumenta el personaje de la izquierda, si llevan años aislados es absurdo pensar que hayan podido sufrir un contagio reciente de gripe:
En ocasiones puede ocurrir que los virus gripales expulsados, los cuales no pierden su capacidad infectante de inmediato, permanecen transitoriamente en algún objeto o superficie hasta que desde allí infectan a otra persona. Tales objetos, por el mero hecho de su participación como intermediarios en el mecanismo de transmisión, reciben el nombre de fómites.
No obstante, los virus de la gripe no son capaces de atravesar una piel sana. Sí pueden, por el contrario, penetrar en el organismo a través de las mucosas, que son los revestimientos, más finos y frágiles que la piel, que recubren el interior de las vías respiratorias comenzando en las fosas nasales, del aparato digestivo, del aparato genitourinario, o incluso parte del globo ocular (la conjuntiva, de la que hablábamos en nuestra entrada anterior).
Es, generalmente, el contacto de un virus infectante con sus mucosas (por ejemplo, a partir del aire, al ser respirado, o a partir de fómites, al hurgarse en la nariz o tocarse las conjuntivas con las manos sucias) lo que hace que una persona se contagie.
El mecanismo de transmisión es, como puede verse, bastante simple. Nada que ver, pues, con la complejidad que asume el confundido personaje femenino del siguiente chiste de Matador, caricaturista del diario colombiano El Tiempo, que hemos encontrado en la entrada correspondiente al 2 de mayo en su blog Matador Cartoons titulado, precisamente “Pandemia desinformativa”: