viernes, 29 de enero de 2010

Gripe A (IX): Síntomas y signos. La representación gráfica del enfermo.


Cuando hablamos de enfermedades, los vocablos síntoma y signo no son sinónimos. Ambos términos se refieren a la clínica y, aunque en el lenguaje coloquial con frecuencia se utilizan de forma indistinta, en un sentido estricto son síntomas las manifestaciones de la enfermedad que el enfermo siente o padece (por ejemplo, el dolor es un síntoma: el dolor de cabeza, el dolor de garganta, ...), mientras que los signos son aquellas manifestaciones de la enfermedad que son visibles, es decir, que pueden constatarse u objetivarse por personas diferentes del propio enfermo.

Los médicos, cuando intentamos hacer un diagnóstico, nos basamos, lógicamente, tanto en los síntomas que el enfermo nos cuenta como en los signos que podemos constatar en la exploración clínica que realizamos.

Resulta interesante indagar de qué forma los humoristas gráficos abordan la representación gráfica de los enfermos, pues obviamente para que se les identifique como tales intentan plasmar en ellos los signos (¡o incluso los síntomas!) de la enfermedad.

Algunos autores (como Walt Kelly, de quien hablamos en nuestra entrada inmediatamente anterior), verdaderos magos del expresionismo, se atreven con los síntomas subjetivos, y consiguen, con cuatro trazos, transmitir la impresión de malestar general... ¡incluso aunque el enfermo ni siquiera sea humano!:

 
 
Este es un detalle de aquel trabajo de Walt Kelly que ya conocemos, en el cual el dibujante transmite sensación de enfermedad en su personaje mediante los párpados semicerrados, la boca convertida en una línea temblorosa, las pupilas convergiendo una hacia la otra sin mirar hacia ningún sitio en concreto, el contorno de ambos ojos difuminado en su borde inferior, los brazos yaciendo lacios a lo largo del tronco... todo da a entender que el personaje no se siente bien, y asumimos que se encuentra obnubilado, mareado, con dificultad para interesarse por el entorno y falto de energía: circunstancias que bien pudieran acontecer en el contexto de un cuadro de fiebre elevada. Y el diablillo de la izquierda clava sus dientes en la cola del animal, recordándonos los dolores musculares y articulares que aparecen en la gripe, los cuales reciben los nombres de mialgias y artralgias, respectivamente. Ese diablillo nos trae a la memoria inevitablemente la que probablemente sea una de las mejores representaciones metafóricas del dolor de toda la historia: el dibujo que el caricaturista James Gillray (1757-1815) hizo en 1799 de la podagra (que es el nombre que recibe la inflamación de una articulación del dedo gordo del pie debido a la enfermedad llamada gota), una afección que conocía bien porque la padecía en carne propia:


The Gout, de James Gillray, según la edición de H. G. Bohn de 1851


 El recurso de presentar los párpados semicerrados se usa con relativa frecuencia en los enfermos de gripe A que aparecen en los múltiples chistes que se han publicado sobre el tema en 2009. Kiko da Silva lo utilizó el 2 de septiembre en el número 1684 del semanario humorístico El Jueves, presentando a su personaje también sin afeitar, aspecto que podemos asumir como normal en una persona cuya dinámica social (incluyendo la actividad laboral) se ha visto suspendida por la enfermedad y a quien puede resultar difícil incluso mantenerse de pie frente al espejo:


Pero los signos que con más frecuencia han utilizado los dibujantes para representar a los enfermos con gripe A son los referidos a la nariz, básicamente la congestión nasal y la rinorrea.

La congestión nasal es la sensación de taponamiento nasal. Su causa más frecuente es la inflamación (con consiguiente aumento de volumen) de la mucosa que reviste el interior de la nariz. La mucosidad abundante puede contribuir a esa sensación de obstrucción nasal, pero no constituye su principal causa. En los chistes, la congestión nasal suele representarse mediante el enrojecimiento y el aumento de volumen de la nariz del enfermo. Enrique Pérez nos lo mostraba del siguiente modo el 9 de mayo de 2009 en el diario alicantino Información:


La rinorrea es el flujo abundante de moco nasal, que puede traducirse, cuando el moco no es muy espeso, en goteo nasal. Es un signo que hemos visto tantas veces asociado a la gripe A en los chistes publicados en 2009 que resulta difícil seleccionar solo algunas muestras.

El dibujante brasileño Iván Cabral ha usado reiteradamente cerdos con rinorrea como símbolos de gripe A en su blog Sorriso Pensante. Los dos chistes que vienen a continuación se publicaron allí en abril de 2009:




Varios ejemplos geográficamente más cercanos encontramos también en el número 1667 de El Jueves (correspondiente al 6 de mayo de 2009), donde Malagón y Oroz publicaron, respectivamente, los chistes siguientes:


De la rinorrea como recurso para evocar la gripe hemos encontrado un ejemplo tan antiguo como esta obra de Benejam (usando el seudónimo Rino) publicada con el título Las sorpresas de los viajes en el semanario de historietas TBO en 1928 (aconsejamos ampliar la imagen, pulsando sobre ella, para apreciar el detalle de la viñeta situada en la esquina inferior izquierda):


Algunas de las venas de las cuencas en que se alojan los ojos (las cuales reciben el nombre de órbitas oculares) se comunican con las venas de la nariz, por lo que puede ocurrir que en caso de existir congestión nasal se produzca un enlentecimiento del flujo sanguineo en la zona de alrededor de los ojos que condicione la aparición en esa zona de una coloración oscura o azulada que es lo que conocemos con el nombre de ojeras. Algunos dibujantes han recurrido precisamente a las ojeras para representar enfermedad en general (y no sólo en caso de gripe). Es el recurso que usa Monteys para representar un mundo enfermo, cuando, en el ya mencionado número 1667 de El Jueves, elucubraba sobre la posibilidad de que la gripe A fuese “una venganza de la naturaleza” por el trato irrespetuoso que el ser humano le dispensa:


Regresemos brevemente, para analizarlo ahora desde este otro punto de vista, al chiste de Ozeluí en el que basamos nuestra entrada correspondiente al día 17 de enero de 2010. En esa imagen, el autor se centra también en los ojos para transmitir la sensación de enfermedad, mostrando, junto a los párpados semientornados, un aumento de grosor de los vasos sanguíneos que irrigan la mucosa (conjuntiva) que recubre la parte blanca (esclerótica) del globo ocular: ello produce una sensación de enrojecimiento de los ojos. Ese signo se llama hiperemia conjuntival y, efectivamente, puede aparecer en los enfermos de gripe.


¿Y la fiebre? ¿Cómo puede representarse la propia fiebre?

La fiebre es un aumento de la temperatura corporal que ocurre como consecuencia de la presencia en sangre de unas sustancias llamadas pirógenos, las cuales pueden ser liberadas por los gérmenes invasores o por el propio organismo que se defiende de ellos. Puesto que se trata de un aumento de temperatura, no es raro encontrarla representada mediante el sudor profuso del enfermo o mediante unas rayas verticales onduladas que parten del cuerpo del enfermo como si se tratara de humo. Este último parece ser el recurso empleado por el dibujante ecuatoriano Bonil en este chiste publicado en su propio blog Caricatura Periodística el 28/04/09:


No es raro, tampoco, dibujar al enfermo febril con un termómetro en la boca, como hizo El Roto para representar la pandemia en El País el 21 de junio de 2009, pues la boca es, en efecto, uno de los sitios en que puede colocarse el termómetro para medir la temperatura corporal:


 ¿Más signos o síntomas? Por supuesto, los hay. En nuestra entrada anterior, Walt Kelly habló del dolor de cabeza (cefalea) y del dolor de garganta, frecuentes ambos en la gripe. Enrique Pérez mencionaba (aunque no llegaba a plasmarlos gráficamente) algunos otros (que, si bien menos frecuentemente, también pueden aparecer), en su chiste publicado en el diario Información el 28 de abril de 2009, cuando la enfermedad todavía se relacionaba con el país en el que se detectaron los primeros casos:


Y, por supuesto, tampoco podemos olvidarnos de la tos y los estornudos, los cuales, por su frecuencia de presentación en la enfermedad que nos ocupa, también se han utilizado generosamente a lo largo del año pasado para identificar a los enfermos de gripe A. Es el caso de este chiste de Padylla (publicado en fecha 26 de julio en La Opinión de Tenerife), que implica a la Consejera de Sanidad de su Comunidad Autónoma:


Sobre la tos y los estornudos volveremos nosotros en nuestra próxima entrada, pues tienen importancia trascendental en la transmisión de la enfermedad.