domingo, 16 de septiembre de 2012

Conceptos de farmacocinética


La farmacocinética es la parte de la farmacología que estudia los procesos a los que un fármaco es sometido en su paso por el organismo. Son objeto de interés y de estudio de la farmacocinética, entre otros, la vía de administración del fármaco; la forma de distribución del mismo; cómo y dónde se almacena, si fuera el caso; los mecanismos por los que se transforma en el interior del organismo (se metaboliza, es la expresión técnica), y de qué manera se elimina (se excreta), ya sea con su misma estructura original o bien modificado (se eliminarían, en este segundo caso, los productos de su metabolización, que reciben el nombre de metabolitos).  

 Las vías de administración de un fármaco pueden ser diversas: oral (en pastillas, cápsulas, jarabes), rectal (en supositorios), inhalatoria (a través del aparato respiratorio), intravascular (de éstas, la más usada es la intravenosa), intramuscular, subcutánea, etc.

Cuando se pretende aplicarlo en una zona concreta para que el efecto tenga lugar en esa zona, hablamos de administración tópica (colirios para los ojos, pomadas o ungüentos para la piel, ...). Cuando se pretende que se incorpore al torrente sanguíneo para que sea distribuido por todo el organismo (o para que llegue a estructuras que no nos resultan accesibles de forma directa), hablamos de administración sistémica. La cantidad de fármaco administrado por una vía concreta que finalmente alcanza de forma efectiva el torrente sanguíneo recibe el nombre de biodisponibilidad. Como puede deducirse, a no ser que el fármaco se administre directamente por via intravascular (por inyección), la biodisponibilidad no suele ser del 100%, sino menor.

No todas las vías posibles pueden utilizarse para cualquier medicamento. A veces, alguna vía puede resultar ineficaz (por ejemplo, si un fármaco no se absorbe bien por el tubo digestivo, no tiene sentido administrarlo por vía oral: en este caso, la biodisponibilidad es demasiado pequeña, o hasta nula) o incluso peligrosa. Dependiendo del fármaco y de la intención con que se utiliza, siempre habrá una vía más adecuada que otras (teniendo en cuenta, además, que algunas son molestas o dolorosas, por lo que, a igualdad de condiciones, optaremos por las que presenten menos inconvenientes).
   
En su entrega correspondiente a la semana pasada (en el número 1.841 de El Jueves, aparecido el 5 de septiembre de 2012), Mel presenta a su personaje Genaro (de la serie “Genaro... La brasa en casa”) rociando a una cucaracha por error con un medicamento intiinflamatorio, convencido de estar utilizando un insecticida:











En la viñeta central de la tira, ambos personajes se miran expectantes, inmóviles y silenciosos, durante lo que podemos interpretar como escasos segundos: Genaro espera que la cucaracha muera de un momento a otro; la cucaracha, por su parte, no reacciona, pues todavía no ha notado ningún cambio. Esa viñeta completamente muda representa (de forma magistral, además), lo que llamamos “periodo de latencia” de un fármaco. En farmacología, el periodo de latencia es el tiempo que transcurre desde que se administra un fármaco hasta que se inicia su efecto. Como muestra la viñeta de Mel, la aparición del efecto no suele ser inmediata. Que tarde más o menos en iniciarse depende de múltiples factores. El fármaco administrado, por supuesto, es uno de ellos. La vía de administración también suele ser relevante en este sentido. Con carácter general, las vías de administración sistémica que garantizan un menor periodo de latencia suelen ser la vía intravascular y la vía inhalada. También la vía sublingual puede ser satisfactoriamente rápida en algunas ocasiones, cuando el fármaco se presenta de tal forma que sea posible su paso directo a los vasos sanguíneos de debajo de la lengua antes de que la saliva se lo lleve.