lunes, 1 de octubre de 2012

Puntos negros


En materia de tráfico, la expresión “punto negro” hace referencia a un tramo de la carretera donde son frecuentes los accidentes con víctimas, generalmente por causa de circunstancias dependientes de la vía: un cruce o cambio de rasante con mala visibilidad, una curva excesivamente pronunciada o peligrosa, ... Concretamente, desde el año 2000, la Dirección General de Tráfico define punto negro, de forma precisa, como “aquel emplazamiento perteneciente a una calzada de una red de carreteras en el que durante un año natural se hayan detectado 3 o más accidentes con víctimas con una separación máxima entre uno y otro de 100 metros”. Aunque la definición no es exactamente la misma, con frecuencia encontramos también la expresión “tramo de concentración de accidentes” para referirnos a los puntos negros. Eliminar un punto negro en la carretera, entonces, consiste en modificar esas circunstancias que dificultan la conducción segura, para de ese modo disminuir la accidentabilidad: mejorar la visibilidad de la zona si ello es posible, ubicar allí un semáforo, limitar la velocidad de circulación en el tramo peligroso, etc.

En el ámbito de la Dermatología, la expresión “punto negro” es la denominación vulgar frecuentemente empleada para referirse a lo que en el lenguaje técnico se denomina “comedón abierto”: son lesiones cutáneas planas o escasamente elevadas, con una coloración normal de la piel, que se caracterizan por tener un orificio central donde se acumula un material de consistencia sólida y de coloración oscura (prácticamente negra). La formación de los puntos negros tiene lugar cuando el conducto de un folículo piloso, en el que desembocan glándulas sebáceas, se rellena de secreción sebácea y queratina (células muertas de la superficie cutánea), con un contenido en melanina (el pigmento de la piel) que contribuye a conferirle ese color oscuro. En contra de lo que pueda pensarse, los puntos negros no son consecuencia de una falta de higiene, y se consideran una manifestación del acné en sus fases iniciales. Puesto que expulsar el material sólido oscuro que ocupa el centro del poro no es técnicamente difícil, la persona afecta tiende a intentarlo, simplemente presionando en las zonas circundantes, aunque los especialistas recomiendan no hacerlo de ese modo, ya que el traumatismo puede producir inflamación (usualmente, los comedones abiertos no presentan signos inflamatorios, salvo que sean dañados por el paciente en su intento de eliminarlos) e incluso dejar cicatriz.

Conocedor de la homonimia descrita (la idéntica denominación de uno y otro fenómeno), López Rubiño incluyó, en un número reciente de El Jueves (el nº 1843, aparecido el 19 de septiembre de 2012), este simpático chiste: