jueves, 18 de octubre de 2012

El apéndice vermiforme


El apéndice vermiforme o vermicular, también llamado apéndice cecal o, frecuentemente, apéndice, a secas, es un pequeño órgano de aspecto tubular, hueco, que está conectado al ciego, uno de los tramos del tubo digestivo (al inicio del intestino grueso): en la mayoría de las personas, está situado en el cuadrante inferior derecho del abdomen. Su nombre se debe a su forma (la palabra latina vermis significa gusano), y tiene una longitud media de unos 10 centímetros. Puesto que por un extremo conecta con el interior del tubo digestivo y por el otro está cerrado, se comporta como un fondo de saco, como un bolsillo. En su interior se refugian gérmenes, que pueden llegar a producir inflamación.

Cuando el apéndice se inflama por acción de los gérmenes, se produce la enfermedad llamada apendicitis, una proceso infeccioso que pone en riesgo la vida, y cuya solución es quirúrgica (la extirpación del apéndice inflamado).

Las personas a quienes se ha extirpado el apéndice pueden vivir perfectamente sin él, aparentemente sin ningún tipo de carencia. Y es que no conocemos con certeza cuál es la función del apéndice vermiforme en las personas sanas. Parece un vestigio evolutivo, lo que queda de alguna estructura que en nuestros ancestros remotos pudo jugar un papel importante en la digestión de determinados productos (probablemente celulosa, pues el ciego de algunos animales permite digerir este compuesto, capacidad que nosotros hemos perdido).

Entre las diversas funciones que se le han atribuido destacan una posible función inmunitaria (de defensa) y un posible papel en el mantenimiento de la llamada flora bacteriana intestinal (funcionaría, según ésto, como un reservorio de bacterias no perjudiciales). Pero son únicamente teorías: la realidad es que todavía hoy no conocemos con detalle ni con certeza para qué sirve.

Mark Parisi nos lo cuenta así en su chiste titulado “El apéndice en su cubículo” (aparecido el 28 de junio de 2010 en su serie Off the Mark), donde lo dibuja sintiéndose embarazosamente fuera de lugar al verse rodeado por otros órganos con funciones bien definidas (cerebro, corazón, riñones, ...) que se afanan voluntariosos en cumplir con sus respectivos cometidos: