Una paradoja es un recurso literario consistente en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción. Por extensión solemos utilizar ese término para referirnos a aquellas situaciones en las que detectamos una contradicción evidente.
Una paradoja es lo que nos presenta Alfons López en su chiste aparecido en Público ayer 9 de abril:
Aún cuando en el chiste no se especifica, puesto que el personaje que aparece tiene rasgos asiáticos, podemos asumir que se trata de un japonés y que el negocio al que se refiere es el de exportación de alimentos procedentes del mar (pues se trata de una clara referencia a la contaminación radiactiva del agua marina en las cercanías de la central nuclear de Fukushima, en Japón).
Sería, obviamente, una paradoja que, aún incluyendo esa clara advertencia, los productos que este personaje vende tuviera aceptación en el mercado. Los efectos perjudiciales de las radiaciones sobre el organismo humano son diversos: dosis altas a corto plazo producen, entre otros síntomas, quemaduras, caída de pelo, diarrea, vómitos, o destrucción de la mucosa intestinal o de la médula ósea que pueden conducir a la muerte de la persona expuesta (son lo que llamamos efectos agudos), y sabemos que dosis repetidas se comportan de un modo acumulativo, pudiendo, a largo plazo, producir los que llamamos efectos crónicos, fundamentalmente cáncer: por ello, no resulta fácil entender que alguien quisiera consumir pescado contaminado con radiación si está avisado de que su consumo puede afectar gravemente a su salud.
El chiste adquiere todo su sentido cuando reparamos en que precisamente esa es la advertencia, sin paliativos, que incluyen desde hace años todas y cada una de las cajetillas de cigarrillos (a pesar de que, en la actualidad, el carácter nocivo del hábito de fumar tabaco es ampliamente conocido por la población general), y que, sin embargo, muchas personas siguen interesadas en consumirlos.
Esa es la paradoja.